Mark Evans es el capitán de una escuela sin nombre que anhela participar en el Football Frontier. Su sueño se ve truncado cuando amenazan con cerrar el club de fútbol si no logran derrotar a la escuela campeona por cuarenta años seguidos, la Royal Academy. La leyenda da inicio, comenzando por conseguir a once miembros con los que disputar el partido.
- Título: Inazuma Eleven (Super Once)
- Adaptación: Videojuegos
- Géneros: Spokon. Comedia, Ciencia Ficción
- Capítulos: 127
- Estudio: OLM
- Director: Katsuhito Akiyama & Yoshikazu Miyao
- Guionista: Atsuhiro Tomioka
- Compositor: Yasunori Mitsuda
- Diseñador de personajes: Yūji Ikeda & Yuko Inoue
- Emisión: 5 de octubre de 2008 - 27 de abril de 2011
El respectivo gif no pertenece a la adaptación animada, sino a la tercera entrega de los videojuegos. |
Con la salida de Inazuma Eleven: Ares no Tenbin mi niño interior no pudo resistirse a revivir momentos de la infancia y volver a la película La Amenaza del Ogro, que como dijimos en su momento, rememora a la perfección los hechos que, por extensión —127 capítulos—, pueden generar cierto rechazo y echar para atrás. A lo que acabé por tragarme su versión más genuina: esa que me llevó un tiempo ver pero para la que, ahora sí, aprovecho la oportunidad para hablar de una de tantas series largas que no muchas veces puedo revisionar, bien por falta de tiempo o bien por falta de medios.
Dado el fútbol que propone, Inazuma Eleven no es precisamente popular entre los mayores de la casa. Desde provocar un tsunami con el que inundar la portería, hasta prender fuego al balón y hacer que arda el césped unas cuantas hectáreas, la serie no se detiene ahí, sino que en conjunto a los videojuegos propone como nuevo modelo de negocios la ambiciosa idea de usar balones de fútbol para destrozar centros educativos, y por qué no, alguna pierna por el camino. Y si no que se lo digan a la segunda temporada, esa que adapta la invasión extraterrestre de Inazuma Eleven 2: Tormenta de fuego / Ventisca eterna.
Así, la historia (o leyenda, más bien) da sus primeros pasos: Mark Evans (Endou Mamoru en Japón) hará de un equipo sin nombre el campeón a batir y recordar, demostrando además tener la actitud y aptitud necesarias para liderar la formación del internacional. He ahí el concepto e historia.
Endou es un chico que pregona buenos valores de cara a los más pequeños del hogar: su enseñanza (la de que todo esfuerzo tiene su recompensa), sus virtudes, su honestidad y su animada manera de ser son características a admirar que hacen de él un buen protagonista, más aún considerando el target al que apunta, pero aún con esas no recae en un personaje perfecto y consecuentemente aburrido.
Lejos de tenerlo todo hecho, su periplo por el deporte de marras comenzó admirando a un abuelo no precisamente presente en su vida, a lo que dentro de pantalla vimos cómo formó a un equipo capaz de competir, entusiasmarse y ambicionar algo más que la terminación de las clases. Sin ser la montaña rusa de emociones que uno acostumbra a esa edad, atraviesa distintos conflictos y consecuentes estados de ánimo que le llevan a dudar de ese trepidante fútbol que suele mostrar.
Porque su mundo podría resumirse en un balón que orbita alrededor del sol, y en lo que él piensa en patear una pelota otros se encuentran con un drama familiar para el que, si no ganan un torneo, no podrán recuperar ni proteger lo que atesoran tras bambalinas. Razón de más para ponerle una marca de STOP a esa diversión a raudales y despreocupada.
Con todo ello dicho, la primera temporada es una bastante redonda para la que la extensión de 26 capítulos se aprovecha a la perfección. Más de lo mismo para las dos siguientes, en cuyo segundo arco el desarrollo de personajes está a la par con la presentación de otros nuevos que llegan para quedarse y servir de antesala a una plantilla mayor.
Prescindir (momentáneamente) de algunos iconos de la franquicia, como Gouenji, y meterse de lleno en el recorrido de otros desconocidos, oxigena la serie en momentos en los que algunos personajes pierden ese fuelle, ese algo que contar. Y es que en sus comienzos el Raimon era un equipo sin nombre, pero en constante crecimiento tanto en calidad como en cantidad. Los miembros iniciales se veían apartados paulatinamente en lo que estrellas de equipos más prestigiosos acababan fichadas por circunstancias. Conflicto y disgusto que estalla en un segundo arco plagado de sorpresas para el que la innovación y la necesidad de hacer un lavado de cara se vuelven patentes y del desagrado de la mayoría.
Pese a la cargante continuidad que se le da a todo el tema de los supersoldados (jugadores como los del Zeus, que hacen del fútbol un escenario para mostrar las aplicaciones militares que podrían tener distintas tecnologías y brebajes), Inazuma Eleven muestra cierto interés en renovarse constantemente, al menos en lo que a su elenco respecta.
Sin dejar tirados a aquellos que se encontraban desde un inicio, explora nuevas posibilidades, nuevos escenarios, otras personalidades, e incluso hace cierto hincapié en la representación femenina: existen mujeres, como las mánager, que se contentan con cocinar, en tanto que otras juegan al fútbol. Ninguna es más o menos que otra. Más importante si cabe es que para una serie destinada a niños agradecería que esa representación no cayese en saco roto, puesto que a fin de cuentas el protagonismo es acaparado por un elenco mayoritariamente masculino al que acompañan declaraciones como “ojalá ser un hombre para poder hablar con ellos de fútbol”
Rompo si acaso una lanza a favor de Natsumi, quien no sólo no forma parte de tales actitudes, sino que presenta cierta iniciativa a la hora de ir más allá; en lugar de limitarse a labores de cocina u observación perfectamente válidas, busca alternativas. Su tratamiento no dista del de otros personajes masculinos: desaparece, se renueva y vuelve para contarnos algo y traer consigo un soplo de aire fresco, caso contrario al de las otras encargadas, que acaban por ser personajes vacuos acaparando un puesto que bien podría verse ocupado por otras personalidades con nuevas dinámicas y nuevos trasfondos.
Disgustos aparte, Inazuma Eleven es una serie que cumple con creces y a la que le guardo un cariño especial. Aún con quejas varias de aquí a allá, toma como fin último el entretener a pequeños en lo que los buenos valores, poner buena cara, no rendirse jamás, superar la adversidad y aspirar a la victoria son unos de tantos elementos por los que recomendarla. Vista desde la óptica adecuada, una no tan centrada en afinar la mirada, da para bastantes tardes de entretenimiento, inocencia y buenas enseñanzas.
- Paul Peabody no aparece en el anime, pero en el manga es miembro oficial del Raimon.
- Endou Mamoru —Mark Evans en occidente y Endou Satoru en Hispanoamérica— siempre participa marcando en el que se considera el partido final de la temporada con alguna supertécnica combinada, véase el Fénix, Jet Stream y La Tierra.
- En la segunda temporada el Raimon solo se enfrenta a Diamond Dust, y no a Prominence, que directamente forma Caos. Caso contrario al de los videojuegos, en el que te enfrentas a cada equipo según la versión que juegues, siendo Caos el resultado de la conexión entre ambos.
- Inazuma Eleven tiene un crossover con los Minions en Inazuma Eleven x Kaitou Gru no Tsuki Dorobou.
- La primera temporada cuenta con una secuela alternativa lanzada en 2018, titulada Inazuma Eleven Ares no Tenbin y precedida por Inazuma Eleven Reloaded, prólogo de la susodicha.
El respectivo gif no pertenece a la adaptación animada, sino a la tercera entrega de los videojuegos. |
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4 Comentarios
somewhere over the rainbow, the sky are blue
ResponderEliminarAl fin, lo pude leer completo. Enhorabuena.
ResponderEliminarHolaaa (。◕ ‿ ◕。)/ Batracio, he de decir que no he visto este anime completo ya que lo solamente lo he visto cuando lo pasaban por la TV, es una historia interesante con personajes interesantes, recuerdo que me gustaba verlo pero no despertó ese interes como para buscarlo y verlo completo y en orden.
ResponderEliminarEspero puedas pasarte que estés bien!
穛 S4Ku SEK4i®
¿Batracio? Soy Spec. D:
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