Cuando se dice que Darling
in The FranXX ha sido el Re:Zero de 2018, no es por las similitudes
en duración, sino también por la polémica, popularidad, entusiasmo
con el que se ha seguido, y cómo no, las Waifu Wars que han
tenido lugar gracias a capítulos como el 14.
Por supuesto, Darling in The FranXX es
algo más que una adaptación tan comercial como inconclusa. Hablé un poco de ello
en las primeras impresiones que podéis leer aquí, pero voy a
repetirme para, y ya que se sabe qué más gente ha participado en la
producción, profundizar más en materia. No en vano es una de las
series que más se han prestado a labores de investigación por el
personal que se iba gestando para con su producción, y de las que he
seguido con mayor lupa.
Hará ya casi una década desde que el
prestigioso estudio conocido como Gainax sufrió la fuga de cerebros
que tanto daño le haría y relegaría a ser un estudio más cuyas
producciones posteriores serían la paupérrima adaptación de Medaka
Box y poco más. De la Old Gainax solo le quedaría el nombre y
personal menor, resultando en nada más que vestigios de la gloria
del pasado.
Tal suceso no sería repentino sino
algo prolongado, comenzando por la ida del depresivo Hideaki Anno en
2006 para fundar Khara y estallando en 2011 con Imaishi yéndose para
fundar Trigger junto a un grupo de talentosos como Yoh Yoshinari, y
Atsushi Nishigori aceptando la propuesta de trabajar en A-1 Pictures
para la aún popular y en crecimiento The iDOLM@STER
—y con él otros tantos talentosos animadores—.
Para Gainax el que saliera y entrase gente no era tanto una desgracia, sino más bien un ciclo. Véase que tras la ida de Hideaki Anno un nuevo grupo de vándalos vino a reventar el género mecha con uno de los mayores éxitos tanto del género como del estudio: Tengen Toppa Gurren Lagann. La diferencia respecto a anteriores veces es que esta vez la fuga de cerebros sería tan grande como impactante; las principales caras del estudio se irían, con ello sus mayores creativos, y a su vez el apoyo de titanes como Aniplex. Esto se notaría en los valores de producción de sus próximas creaciones, y lo que es aún peor, el personal restante no volvería a reinventar la rueda como antaño.
Trigger sería la encarnación de toda
esa gente que en su día hizo Gurren Lagann, Re: Cutie Honey,
(parcialmente) FLCL, …, y encontrarían su primer trabajo en la
iDOLM@STER de Nishigori, quien
lograría enchufarlos en el decimo séptimo capítulo de la primera
temporada.
Bajo el mando de Nishigori, Trigger obtuvo lo que fue un buen comienzo y a
partir del debut en la longeva franquicia de A-1 Pictures continuó
con lo que serían producciones propias como Kill la Kill —la
Gurren Lagann de Trigger y otro de los grandes trabajos de Imaishi—,
Inferno Cop, la exitosa Little Witch Academia, y así
consecutivamente hasta llegar a la actual Darling in The FranXX que
nos atañe hoy; una bonita reunión una década más tarde, pero
también una inconmensurable aglomeración de all-stars que debemos a la
coproducción entre la A-1 Pictures de Koenji —ahora CloverWorks—
y Trigger.
Hay caras realmente conocidas como es
mismamente Hiroyuki Imaishi, a cargo de las escenas de acción, pero
también otras tantas personas cuya labor pasa algo más
desapercibida por el simple hecho de que sus nombres no están tan
extendidos por occidente. Véase Noriko Takao —exdirectora de Kyoto
Animation— con su dirección estelar en el capítulo 5 y 13, que
grita “soy algo más que una simple herramienta del guión”;
Yoneyama Mai, que hizo con storyboards de Rika Tanabe el
ending mostrado en el segundo capítulo; y por supuesto, Kenta
Yokoya, quien anima a mano diseños que por lo general estarían
hechos a CGI por lo complicado de la escena, véase el Klaxosaurio
del primer capítulo.
Sola y solitario, que es como se
titula el primer capítulo, abre con un letterboxing que acompaña
los primeros pensamientos de Zero Two y enfatiza tanto en lo visual
como en la narración intimista del momento. El Jian es conocido como
“el pájaro que comparte alas”. Nace con solamente un ojo y un
ala, y a menos que macho y hembra se apoyen mutuamente y se hagan
uno, son incapaces de volar. Son imperfectos e incompletos.
Para la
chica (Zero Two), su forma de vivir es hermosa, pero para el
chico (Hiro), son criaturas lamentables que ni siquiera pueden
volar; viven ocultándose entre las ramas, soñando con el día en el
que puedan alzar vuelo, y a la espera sin aliento de un compañero.
La historia es la misma pero la conclusión que se saca de ella a
partir del cómo se cuenta varía según el punto de vista.
Zero Two es caracterizada como una
chica impulsiva, carente de control, e incluso problemática, y lo
que es también importante; resaltan sus dos cuernos, rojos como la
sangre y posteriormente relacionados con la Asesina de Compañeros.
Su visión sobre la metáfora del Jian se contrapone a la de Hiro,
quien desde un principio, y por cómo cuenta la misma historia,
denota ser una persona pasiva —sin aliento, como el Jian que
aguarda— y relativamente hundida que no puede surcar los cielos.
Con el estruendo que emite el choque de
un pájaro que intenta volar más allá de la cúpula y acaba por
ser herido, se dicta sentencia: Hiro es un Jian herido
de muerte cuya libertad escapa a sus posibilidades. La cuestión que
abre la bóveda es:
— ¿Adónde va un pájaro que nunca
llega a volar? —
El ave que parecía ir directo a
una muerte segura acaba por seguir con vida y con ello no todo está
perdido. Su trinar es también el trinar de Zero Two, quien junto a
una buena figura —dibujada y animada por Megumi Kouno— acaba por
llamar y atraer a Hiro. Con este encuentro, el pájaro que posaba
esperando en una rama emprende vuelo, tanto en un sentido literal
como en la metáfora que el capítulo sobrelleva desde su comienzo.
La chica se ve aún más distanciada de
lo que es un Parásito común y corriente, tanto por su aspecto, como
por su actitud asertiva, como incluso por su vestir o el control que
ejerce en ella aquellos que se hacen llamar “escolta”. Del mismo
modo, la metáfora del Jian acaba por poner a Hiro entre la espada y
la pared. Zero Two, quien a fin de cuentas ya tiene un compañero
mucho más grande y fiable que alguien que afirma no tener la
habilidad de pilotar, se ha ido, y la respuesta a la pregunta de
adónde va un pájaro que nunca llega a volar viene por partida
doble: “Un pájaro que no vuela, no tiene a dónde ir”, se dice a
sí mismo mientras la cámara enfoca el cadáver del ave que intentó
volar en vano.

Un ejemplo de lo dicho lo hallamos en
Naomi, quien era la compañera de Hiro hasta hace poco y ahora no
cuenta con un futuro próspero, pues lo que le queda es acatar las órdenes y ser
expulsada al no poder pilotar con el protagonista. Su porvenir se ha visto truncado tanto por lo que le depara tras la Planta que ha tomado como
porque su valor se ha reducido a cero al no poder montar un FRANXX.
Llama a Hiro un intento de héroe, porque este intenta
responsabilizarse de lo ocurrido tirándose a la boca del lobo junto
a ella, aún si eso no arregla nada y lo que es peor, tira su vida
por la borda, pues él aún tiene salvación. Aún si no pilota,
puede quedarse dado su rol de espécimen especial.
Entre ambos ex-compañeros se interpone
una barrera, pero en contraste con lo usual, esta no se halla a mitad
y mitad, sino que se encuentra justo en frente del protagonista. Es
él quien pone las trabas, quien huye de su compañera, y por
supuesto, quien mantiene levantado su campo A.T.
Las palabras de Naomi se suman al ya
cargante Jian en los hombros de Hiro, y las tornas se giran; estando
entre la espada y la pared, no hay por qué abalanzarse contra una u
otra sino que hay una tercera vía de escape, que es volar hacia
arriba, aún si para ello debemos de lastimarnos y tomar espadas por
alas.
El primer Klaxosaurio que veríamos en
acción aparece, destrozando la que es aparentemente la cápsula en
la que viajaba Naomi, alertando a toda la Plantation, y atacando a
Delphinium, que es el FRANXX de Ichigo y Goro. Junto a él aparece
otra bestia cuadrúpeda, si bien más pequeña y con un aspecto un
tanto más mecánico, pilotada por la chica que hasta hace unos
minutos acaparaba los cinco sentidos de Hiro, y era conocida como la
Asesina de Compañeros.
La cosificación e incluso demonización de
la chica no hace más que aumentar cuando su FRANXX en estampida es
contrapuesto con la bestia y resulta ser, si bien una versión en
miniatura, confundible tanto para el resto de personajes que no saben
decir quién es el verdadero monstruo, como para un señor
espectador.
Como en anteriores series de Gainax
—véase Diebuster y Gurren Lagann—, los mechas no son simples
máquinas de acción y peleas sino que resultan tener personalidad
propia, y no podría ser menos tratándose de Darling in The FranXX,
en la que estos son una extensión del pistilo —que
generalmente es la chica— y en este caso nos permiten ver una
faceta de Zero Two muy distinta a la que contemplamos en el lago. Su
aspecto y tono de voz son tan intimidantes como amenazantes, llevan
la connotación de peligro, y los cuernos que tanto acaparaban la
atención en primera plana ahora comparten atención con el intenso
rojo de sus ojos.
A Hiro, quien actualmente se halla en
un limbo existencial, no le importa nada de esto, pues pilotar es la
única forma de sentirse vivo y ser útil para quienes le rodean.
Zero Two, un pistilo especial de APE, es la única posibilidad que le
queda para no desaparecer, y abordar a Strelizia tan repentinamente
es, si bien algo suicida, la única vía de escape.
El momento resulta absurdamente mágico
y la tensión se palpa en el ambiente con el buen quehacer de
Nishigori y sus animadores, que en
conjunto a Asami Tachibana —alumno de Hiroyuki Sawano— y su pista
de Strelizia Awakening, dan lugar a una escena realmente armoniosa en
la que convendría prestar atención al buen uso de la luminosidad.
Con todo esto, el cuadrúpedo ahora
pilotado no por una sino por dos personas, pistilo y estambre, cambia
de forma en una secuencia inmensamente similar a la de transformación
en Kill la Kill, y acaba por conformar una máquina antropomorfa con
ojos, labios, capacidad de hablar, y en síntesis, un individuo.
<<Cuando los factores macho y
hembra se combinan y sus corazones se hacen uno,
la doncella de
hierro revela su verdadera forma.>>
La acción es relativamente alucinante
y se nota, sobre todo por lo brusco de los movimientos y la cámara,
que el storyboarding para estos casos es de Hiroyuki Imaishi; o
debería decir, un Hiroyuki Imaishi parcialmente domado por A-1
Pictures en pos de calzar con la elegancia de la obra.
El capítulo concluye con duras
declaraciones sobre Zero Two, quien resulta pertenecer a un escuadrón
especial dirigido directamente por Papá, y ha heredado la sangre de
los Klaxosaurios. El telón cierra magistralmente, si bien con alguna
torpeza en lo que respecta a diálogos del tipo “por alguna razón
este lago que no es un mar no sabe como a agua de mar”, y asolan
cientos de cuestiones.
Ya en el segundo capítulo, Lo que
significa conectarse, se indaga más en algunas de esas cuestiones,
como bien es el funcionamiento del mecha y el rol de cada piloto en
este. Nakamura juega bien con los planos y el ratio de aspecto para
mostrar la separación existente entre Hiro y el resto del escuadrón
13, y dentro de este lo distintos que son sus miembros entre sí.
Los intentos por ocultar que el
capítulo va de tensión, sexo y posterior decepción son nulos, pero
Nakamura sí que es sutil cuando se trata de caracterizar personajes.
Por ejemplo: En la escena de los vestuarios del minuto 8, cada vez
que vemos a Hiro a la cara este se encuentra aislado por las dos
paredes del fondo de su taquilla, y para bien o para mal cada vez que
un personaje interacciona con él son ellos los que se acercan a su
zona y penetran las barreras; nunca al contrario. Aunque no es tan importante también
puede verse a Mitsuru curioseando, a Futoshi comiendo a escondidas, y
a Zorome siendo el primero en ponerse su uniforme aún cuando todos
están aún desvistiéndose, porque es un pequeño chico bully
apresurado.
El buen quehacer de Nakamura no termina
ahí, sino que su crueldad arremete contra la líder Ichigo. Cuando Zero Two se
ofrece voluntaria para la prueba de arranque con Hiro, la única
barrera que se interpone es la mano levantada de esta, quien se
ofrece voluntaria y se excusa en sus labores de líder. Nakamura
acaba por establecer una rivalidad entre Zero Two e Ichigo que
perduraría por casi toda la obra; el triángulo amoroso se va
definiendo e Ichigo se erige como una muralla que se siente bastante
segura de sí misma, pero esta se desmorona al compararse con una
Zero Two impasible ante la posibilidad de que Hiro pueda pilotar con
otra.
El contraste es relativamente
despiadado y la tensión acaba por desbordarse junto a la frustración
y humillación. Si bien consiguen conectar momentaneamente, Hiro no
es capaz de pilotar el FRANXX, y aunque la childhood friend hace todo
lo posible por conectar con él, sus acciones no surten efecto ni aún
haciendo lo que se supone que hizo Zero Two.
Ichigo ha fallado a Hiro, pero sobre
todo se ha fallado a ella misma. Con ello, el encuadre y aislamiento
de personajes de Nakamura vuelve a aparecer, esta vez para transmitir
una sensación de carga y confinamiento e incluso claustrofobia, y
centrar toda la atención en lo importante y primordial.
Zero Two ya había mostrado su
abrumadora ventaja con su simple comportamiento y dominio de términos
que el resto de miembros ni conocen, pero la distancia aumenta cuando
Ichigo representa una barrera que literalmente acaba de ser
derrumbada cruelmente sin que siquiera la que a partir del capítulo
3 sería la viuda negra de Darling in The FRANXX intervenga.
La situación es tremendamente incómoda
tanto para los personajes como para el propio espectador, y esto no
es algo malo, sino lo que Nakamura quería lograr, que es transmitir
el malestar y agobio de la situación y lugar. En la cabina de Delphinium prima la incomodidad en estos instantes, y peor aún; si bien nadie
ha podido echar un vistazo dentro, la atmósfera y el fracaso hablan
por sí solos.
El agobio alcanza mayores cotas cuando
tras agachar la cabeza lo que se ve junto a Nana, quien pide un
informe de la situación, es a Zero Two como parte de ese público al
que se le ha ofrecido un espectáculo lamentable. La peligrosa Oni se
alza como la vencedora indiscutible y la persona que mantiene atada a
Hiro a pilotar con ella o no pilotar; no hay terceras opciones. Y lo
cierto es que el capítulo 2 sería bastante redondo si no fuese por las lastras del guión.
El primer capítulo podía no estar
exento de torpezas, más aún si cogíamos algunas cosas con pinzas,
pero ya en este segundo lo referente a los personajes se vuelve un
grillete importante que hace que me apene por Nakamura y su debut en
la serie. Los problemas residen particularmente en Zorome y
parcialmente Miku. La segunda se burla del protagonista sin motivo
aparente, y puedo aceptar la excusa de que la ofensiva a este no es
más que un daño colateral por meterse con la élite de doble dígito
que es Ichigo, pero Zorome es un personaje sumamente exagerado —y recurrente, encima— que
manifiesta solo un rasgo y le hace la vida imposible al protagonista
sin motivo alguno.
Un caso bien llevado es el de Mitsuru,
quien denota cierta fijación con el protagonista pero sigue actuando
con cierta lógica; no se abalanza porque no tiene motivos, pero sí
que le critica por la opinión que tiene formada de este. Al otro
lado del espectro Zorome es un chiste que hace justicia a su código
666; admito que el chiste infantil me hace gracia, pero hasta ahí.
No es un personaje que descontextualizado o no tenga sentido o
resulte creíble, sino que no ha sido caracterizado y actúa en base a
un único rasgo, conveniente en pos de ser una herramienta que dé
lugar a todo lo que nos cuentan en el capítulo. Sin un chico bully
picado con el protagonista, no habría motivos para que alguien
quisiese enfrentarse a él y la contienda no se produciría, al
menos en su concepción actual.
Para bien o para mal el personaje acaba
reescrito posteriormente y el repulsivo Zorome visto en el segundo
capítulo no vuelve a salir; se mantiene parte de su conducta, como
es la de ser alguien poco honesto e incluso infantil, pero ya no va
lanzando piedras a diestro y siniestro y los capítulos posteriores
se concentran en ser algo más que un deleite de dagas voladoras.
En cuanto al resto el episodio es un
buen ejemplo de la filosofía de Trigger, que es la caracterización
de los personajes y la expresividad del movimiento como piezas fundamentales de una buena animación. Y, dejando a un lado temas
técnicos, han sazonado el funcionamiento de un mecha que al menos en
el primer capítulo parecía haberse encendido con la excitación de un señor protagonista. La seguridad, relación y
confianza entre pistilo y estambre es requisito sine qua non para un
correcto funcionamiento del FRANXX, y esto hace que la comunicación
e interacción entre los personajes sea hasta cierto punto vital si
es que no quieren acabar muertos o como mínimo siendo más una carga
que un eslabón de defensa de la Plantation.
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Gifs e imágenes sacados por mi persona, no recogidos de Internet |
4 Comentarios
El respectivo escrito es el fascículo 1 de una serie de fascículos que conforman un ensayo sobre la serie Darling in The FRANXX, la co-producción entre la A-1 Pictures de Koenji y Trigger dirigida por Atsushi Nisihigori. El próximo fascículo se publicará en un plazo comprendido de 1 a 3 semanas. ¡Gracias por leer!
ResponderEliminarMuy buen ensaño.
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
¡Muchas gracias a ti por leer! Por si te interesa, te dejo el fascículo 2. ^^/ https://welcometothesos.blogspot.com/2018/08/darling-in-franxx-2-flap-flap.html
Eliminar¡De acuerdo! ¡Sigue así!
ResponderEliminar¡Gracias por aportar un gran contenido!