O Maidens in Your Savage Season |
“Run, Eros!”
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Araburu Kisetsu no Otome-domo (también conocida como O Maidens in Your Savage Season), nos habla de un club de literatura conformado exclusivamente por chicas en una edad un tanto especial: la de autodescubrimiento, también llamada edad de la pubertad. En lo que la premisa inicial era debatir sobre las distintas obras que allí se leían, la idea de sexo aflora como quien no quiere la cosa cuando un libro lleva a la pregunta de “¿Qué querríais hacer antes de morir?” y la respuesta que acompaña no es otra que “sexo”.
El desconcierto invade la sala y el paso a la adolescencia no hace sino complicarse más cuando aquello que preferían evitar irrumpe en un ambiente hasta el momento estéril. Nina Sugawara no se conforma con una idea; quiere una penetración real. Hitoha Hongô toma una aproximación más excusada en poder debatir de literatura con el debido bagaje. Rika Sonezaki, aún con uno de los cuerpos más maduros del salón, rechaza completamente su sexualidad. Momoko Sudö y Kazusa Onodera se obsesionan sobremanera con lo mismo, temiendo sobre todo esta última que el sexo acabe por apoderarse de su vida.
Aún con diferentes perspectivas, todas tienen en común el conceder especial relieve a su sexualidad y alejarla de lo cotidiano, bien postulándolo como un último deseo antes de morir, bien relacionándolo descaradamente con lo obsceno, salvaje, inadecuado e inmoral. Su sesgo, en todo caso, no deja de ser eso mismo: un sesgo al que deberán de hacer frente en una sociedad para la que, como bien dice Kazusa, hay sexo implícito en cada ámbito. Sin girar el mundo en torno a ello, es algo tan natural como comer o respirar.
La introducción que con ello logra el primer capítulo de Araburu Kisetsu no Otome-domo no podría ser mejor. En lo que el erotismo parece ser un tabú para cada romance adolescente que sale, o bien tema de controversia (como en Kuzu no Honkai), la adaptación animada de O Maidens in Your Savage Season parece querer tomarse más en serio y convertirse en una propuesta tan refrescante como cercana. Sin dejar de lado la comedia, Araburu Kisetsu no Otome-domo continúa con la linea intimista tan típica en Mari Okada y promete relatar lo que para algunos es poco más que una transición pero para otros, véase la propia Okada, un cambio difícil de asimilar.
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