La segunda temporada de Vinland Saga gusta un poco menos que la primera. Así se refleja levemente en MyAnimelist y así lo leo en las opiniones que divulgan mis círculos cercanos. No obstante, yo le encuentro un valor muy particular que me hace incluso disfrutarla más que la primera a expensas del detrimento en acción y apartado visual. Y ese valor no es otro que el valor de la vida
No obstante, cuando su padre falleció protegiéndolo, esa profunda admiración se tornó en un acentuado odio que, dígase de paso, resultaría de gran utilidad para los planes de conquista de la corona de Dinamarca. Y es que por circunstancias varias Thorfinn acabaría, en cierto modo, bajo el comando del asesino de su padre. Su pataleta de niño infantil, pese a las innumerables advertencias, le convirtió indirectamente en uno de los grandes protagonistas de la conquista danesa.
Resúmenes aparte, esta segunda temporada ya no va de un niño correteando y buscando venganza. Los duelos de cuchillo han quedado en el pasado. O quizá para un futuro que todavía se siente lejano. Sea cual sea el caso, esta segunda temporada va de esclavitud. De perder el norte, el sentido de la vida, y encontrarse con lo vacía que puede llegar a ser la misma.
Thorfinn siempre ha sido un esclavo. Anteriormente lo era de la venganza, pero es que ahora su propietario tiene identificación y nombre. Este, a su vez, es esclavo del dinero, y quizá del miedo que siente por ver su granja vapuleada y ciertos obsequios robados. Todo el mundo, sea un personaje ficticio que vehicule estas ideas o una persona de carne y hueso, es esclavo de algo. De sus propias ambiciones. De sus trastornos. De sus ideas, sesgos... Elementos que, de un modo u otro, acaban por condicionar la vida a tal punto que se vuelven imprescindibles en la identidad de uno mismo. Partes de un puzzle con las que, equívocamente, nos hemos fusionado a tal nivel que no podemos distinguirnos, y para cuya deconstrucción, como es el caso de un Thorfinn en cuya venganza completada no ha visto más que decepción y tesituras, se requieren meses y años de intensa reflexión, trabajo duro, y por qué no en los tiempos modernos que nos ocupan: terapia.
Sin embargo, ni Vinland Saga es una serie depresiva (al menos hasta donde yo he visto) ni todo lo que concierne a esta entrada va de lanzar piedras al aire y esconder la mano. Ciertos capítulos, como aquellos dedicados a la caída moral de un cada vez más corrupto Canute, vaticinan que, además de las ya expuestas, hay más dificultades por llegar. Otros arcos que explorar. Arcos que, imagino, justifican que el manga todavía siga en publicación.
No obstante, el valor de la vida no radica en coronar un recorrido perfecto. Hay dificultades. Hay problemas. Hay tropiezos. Del mismo modo que los problemas no cesan en Vinland Saga, tampoco lo hacen en la vida real. Pero también dan un respiro.
Hay errores y momentos que arrastraremos a lo largo de nuestra vida sin garantías de superación. Pero también hay esperanza, y es que en todo caso, aunque me es complicado no caer en uno de los tópicos Mr. Wonderful, podemos y debemos sentirnos afortunados. Porque desde el punto de vista del cambio, no importa el pasado. No existe error cometido que, dentro de las circunstancias de cada cual, impidan volvernos mejores personas y dar todo de sí para progresar.
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